Por esa calle absurda del viento
Mi mente soberbia del morbo
Se burlo de la imaginación
No vi, ni sentí
Solo calcule mis insignias sociales.
La rejilla de mi viudez.,
Deseo acariciar las testosteronas viriles
Ser samaritana de noche y dama de día
Llevar las faldas del placer escondidas en mi deseo
Para entretener la mar entre mis piernas
Y en esas noches lamer una a una las estrellas,
De ser., pero fui…
La puta de bibliotecas que dijo te amo y luego te olvido
Que sin excusa en las auras matinales pisoteo tus hijos muertos
No fecundados en mí.
Yo la viuda de la luz
Perfume el rastro de su espasmo varonil.
Trasladando los besos nocturnos a la coladora de la ciudad
Solo pienso en no dejar huellas de placer
No quiero tan siquiera que se fermente su olor
Al menos en las narices del verano.
Le vi ayer, y le quiero para todos los inviernos
La carne no ha vegestado,
Es un bastón la hora del sexo…
Claro! Desnuda.,
En estos escombros de la piel, palpitan los años
Mis cenizas surgieron por el hombre perdido
En las misas matinales
Su cadáver, ahora es eterno en el inframundo
Y yo sigo siendo la plebeya de los libros medievales.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS PARA ROSSIO SALVADOR.
SE PERMITE SU REPRODUCCION CITANDO LA AUTORA.
Llevar las faldas del placer escondidas en mi deseo
Para entretener la mar entre mis piernas
Y en esas noches lamer una a una las estrellas,
De ser., pero fui…
La puta de bibliotecas que dijo te amo y luego te olvido
Que sin excusa en las auras matinales pisoteo tus hijos muertos
No fecundados en mí.
Yo la viuda de la luz
Perfume el rastro de su espasmo varonil.
Trasladando los besos nocturnos a la coladora de la ciudad
Solo pienso en no dejar huellas de placer
No quiero tan siquiera que se fermente su olor
Al menos en las narices del verano.
Le vi ayer, y le quiero para todos los inviernos
La carne no ha vegestado,
Es un bastón la hora del sexo…
Claro! Desnuda.,
En estos escombros de la piel, palpitan los años
Mis cenizas surgieron por el hombre perdido
En las misas matinales
Su cadáver, ahora es eterno en el inframundo
Y yo sigo siendo la plebeya de los libros medievales.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS PARA ROSSIO SALVADOR.
SE PERMITE SU REPRODUCCION CITANDO LA AUTORA.
